Se los enseñamos a los pequedemonios y se pusieron a gritar y a contarnos lo que iban a dibujar. Les encantó la idea. En el camino de vuelta venían en el coche cada uno en su asiento con el puzzle encima jajajaja, no los soltaban.
Tuvieron que esperar al día siguiente para dibujar porque llegamos a la hora de cenar y se enfadaron mucho pero bueno tras una charlita con ellos en la cama se calmaron y aceptaron esperar.
Al despertarse por lo primero que preguntaron fue por el puzzle, ni desayuno ni leches jajajaja. Se lo pasaron muy bien dibujando y montándolo. Os aconsejo que compréis unos tapers pequeñitos para guardarlos después.
Os dejo fotos del proceso:
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